El Real Madrid demostró ser un equipo serio, sólido y compacto cuando el partido lo requería. Los blancos no se arrugaron y amargaron con inteligencia el empuje inicial del Valencia. Fue un cuarto de hora en el que el conjunto che gozó de dos ocasiones que los madridistas resolvieron con solvencia: Mathieu (6’) y Pablo Hernández (10’) remataron desviado.
Pasado ese trámite, el Real Madrid supo hacerse dueño del esférico. Xabi Alonso combinaba con facilidad con Van der Vaart y ambos encontraban de forma constante a los dos hombres más adelantados. No es extraño, por tanto, que las ocasiones más claras del encuentro nacieran en las botas de Benzema e Higuaín -dos delanteros jóvenes que cumplen este mes 22 años y que dejaron constancia en Mestalla de que están sobradamente preparados-. Hasta siete jugadas claras de gol se pudieron contabilizar para los visitantes, pero en ocasiones la mala suerte y en otras el poste –Ramos se encontró con el larguero en la última jugada del primer acto- evitaron un tanto más que merecido.
Sólo hace falta pormenorizar las jugadas para demostrar la superioridad visitante. No en vano, Higuaín rozó el gol en tres ocasiones. En la primera se deshizo de Mathieu con una espectacular maniobra, pero su posterior pase de la muerte no encontró rematador (15’). Las dos restantes fueron mucho más claras, aunque el argentino no acertó a batir a César en el mano a mano (40’ y 45’). Benzema no le fue a la zaga. El ariete francés, en uno de sus mejores partidos como jugador blanco, también gozó de tres ocasiones en las que pudo adelantar a los suyos. Todo ello minutos antes de que Garay tuviera que sustituir a un Pepe que se marchó del campo dolorido en su rodilla derecha. La mala suerte se cebaba con el Madrid.
Tras la reanudación, Benzema e Higuaín únicamente necesitaron once minutos para demostrar que no tenían la pólvora mojada. La jugada fue precisa a la par que bellamente estética. La inició el francés al marcharse de Mathieu y poner el balón atrás, Higuaín, agradecido, llevó el balón a la red con la cabeza.
El Valencia no se vino abajo y, amparado en el apoyo del público que inundó Mestalla, empató el encuentro apenas cinco minutos después. Fue un tanto de casta, de rabia. Mathieu la puso en la izquierda y Villa, muy listo, se adelantó a Casillas marcando con la cabeza. Eran minutos de empuje para los locales, pero enfrente había un equipo que no se conformaba con el empate. Marcelo enmudeció al público con una eléctrica jugada plena de potencia y calidad en la que se marchó de tres rivales. Higuaín, doblemente agradecido, anuló el empuje che al hacer efectiva la asistencia de su compañero con un gran remate que le sirvió para batir a César (26’).
Raúl sustituía a Van der Vaart y Emery daba entrada a Joaquín por el amonestado David Navarro –Marchena pasaba al puesto de central-. El Valencia apostaba por una versión más ofensiva y los frutos no tardaron en llegar gracias, precisamente, a un remate de Joaquín que se envenenó sorprendiendo a Casillas (37’). Pero este Real Madrid está dispuesto a demostrar que posee un gran fondo de armario y Garay –anotaba su primer tanto con la elástica madridista- volvía a poner el marcador en franquía para los blancos tras una falta botada por Xabi Alonso (39’). Cada vez que el Valencia se levantaba, el Real Madrid volvía a golpear. Este nuevo golpe de autoridad fue el definitivo para un equipo que demostró su valía y empaque en uno de los campos más difíciles de la Liga.
Pasado ese trámite, el Real Madrid supo hacerse dueño del esférico. Xabi Alonso combinaba con facilidad con Van der Vaart y ambos encontraban de forma constante a los dos hombres más adelantados. No es extraño, por tanto, que las ocasiones más claras del encuentro nacieran en las botas de Benzema e Higuaín -dos delanteros jóvenes que cumplen este mes 22 años y que dejaron constancia en Mestalla de que están sobradamente preparados-. Hasta siete jugadas claras de gol se pudieron contabilizar para los visitantes, pero en ocasiones la mala suerte y en otras el poste –Ramos se encontró con el larguero en la última jugada del primer acto- evitaron un tanto más que merecido.
Sólo hace falta pormenorizar las jugadas para demostrar la superioridad visitante. No en vano, Higuaín rozó el gol en tres ocasiones. En la primera se deshizo de Mathieu con una espectacular maniobra, pero su posterior pase de la muerte no encontró rematador (15’). Las dos restantes fueron mucho más claras, aunque el argentino no acertó a batir a César en el mano a mano (40’ y 45’). Benzema no le fue a la zaga. El ariete francés, en uno de sus mejores partidos como jugador blanco, también gozó de tres ocasiones en las que pudo adelantar a los suyos. Todo ello minutos antes de que Garay tuviera que sustituir a un Pepe que se marchó del campo dolorido en su rodilla derecha. La mala suerte se cebaba con el Madrid.
Tras la reanudación, Benzema e Higuaín únicamente necesitaron once minutos para demostrar que no tenían la pólvora mojada. La jugada fue precisa a la par que bellamente estética. La inició el francés al marcharse de Mathieu y poner el balón atrás, Higuaín, agradecido, llevó el balón a la red con la cabeza.
El Valencia no se vino abajo y, amparado en el apoyo del público que inundó Mestalla, empató el encuentro apenas cinco minutos después. Fue un tanto de casta, de rabia. Mathieu la puso en la izquierda y Villa, muy listo, se adelantó a Casillas marcando con la cabeza. Eran minutos de empuje para los locales, pero enfrente había un equipo que no se conformaba con el empate. Marcelo enmudeció al público con una eléctrica jugada plena de potencia y calidad en la que se marchó de tres rivales. Higuaín, doblemente agradecido, anuló el empuje che al hacer efectiva la asistencia de su compañero con un gran remate que le sirvió para batir a César (26’).
Raúl sustituía a Van der Vaart y Emery daba entrada a Joaquín por el amonestado David Navarro –Marchena pasaba al puesto de central-. El Valencia apostaba por una versión más ofensiva y los frutos no tardaron en llegar gracias, precisamente, a un remate de Joaquín que se envenenó sorprendiendo a Casillas (37’). Pero este Real Madrid está dispuesto a demostrar que posee un gran fondo de armario y Garay –anotaba su primer tanto con la elástica madridista- volvía a poner el marcador en franquía para los blancos tras una falta botada por Xabi Alonso (39’). Cada vez que el Valencia se levantaba, el Real Madrid volvía a golpear. Este nuevo golpe de autoridad fue el definitivo para un equipo que demostró su valía y empaque en uno de los campos más difíciles de la Liga.
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