Entre enredos menores, el escenario se sigue afinando para el gran drama. Actores secundarios entran y salen por la Philippe Chatrier, la Lenglen y pistas vecinas: Feliciano, Verdasco, McEnroe, Agassi, Steffi Graf. Otros se hunden bajo el fracaso: Mauresmo, de nuevo bloqueadísima. O Berdych, frustrado en cinco sets ante Bolelli. Hace calor, veintimuchos grados, las bolas vuelan.
Y, de repente, en la densidad cálida del mediodía, revienta un grito a pulmón herido en la Chatrier: "Allez, Rodgeur". ¿Quién se llama allí Rodgeur, cuando Rafa Nadal bombardea el bonito revés a una mano de Marcos Daniel? No importa: el nombre de Rodgeur, Roger Federer, desata un clamor: "Alleeeez", estirando mucho la 'e' y casi devorando la 'z'. Y Nadal, restallante en rosa fucsia (otro día diremos quiénes usaban camisas rosas), estaba a lo suyo: reconocer la situación, como los comandantes de carros, con uniforme de camuflaje, reconocían por los binoculares la pradera de Kursk llena de trampas y zanjas antintanque. "Siempre es difícil al principio", iba a comentar Nadal. Lo sabe bien. Y desató sobre Marcos Daniel, Atleta de Cristo y de Larri Passos, un martilleo organizado del que ni Dios podía salvar al brasileño. "Puedes correr y puedes esquivar mi derecha, pero no podrás esconder tu revés a una mano", parecía decir Nadal a Daniel.
Reconocida la brecha, Nadal descargó por ahí sus primeras granadas en esta quinta campaña de Francia. Daniel alzó bandera blanca en el segundo set justo cuando se puso 3-1 tras romper el servicio de Nadal. Ese juego agotó al brasileño. Nadal ganaría 11 de los 16 juegos finales, rumbo a segunda ronda, donde aguarda el pegador ruso Gabashvili. Rafa ya va 29-0 en Roland Garros, mejor que Borg (28-0) y empatando con Chris Evert.
Después sí apareció el gran Rodgeur en la Chatrier. Federer cedió los dos primeros juegos a Beto Martín y ahí lanzó sobre Beto el mismo ataque de textura exquisita que detuvo a Nadal en Madrid. 6-4, 6-3, 6-2 para Rodgeur. El escenario y los uniformes se van calentando. Habrá que ir escogiendo bando.
Y, de repente, en la densidad cálida del mediodía, revienta un grito a pulmón herido en la Chatrier: "Allez, Rodgeur". ¿Quién se llama allí Rodgeur, cuando Rafa Nadal bombardea el bonito revés a una mano de Marcos Daniel? No importa: el nombre de Rodgeur, Roger Federer, desata un clamor: "Alleeeez", estirando mucho la 'e' y casi devorando la 'z'. Y Nadal, restallante en rosa fucsia (otro día diremos quiénes usaban camisas rosas), estaba a lo suyo: reconocer la situación, como los comandantes de carros, con uniforme de camuflaje, reconocían por los binoculares la pradera de Kursk llena de trampas y zanjas antintanque. "Siempre es difícil al principio", iba a comentar Nadal. Lo sabe bien. Y desató sobre Marcos Daniel, Atleta de Cristo y de Larri Passos, un martilleo organizado del que ni Dios podía salvar al brasileño. "Puedes correr y puedes esquivar mi derecha, pero no podrás esconder tu revés a una mano", parecía decir Nadal a Daniel.
Reconocida la brecha, Nadal descargó por ahí sus primeras granadas en esta quinta campaña de Francia. Daniel alzó bandera blanca en el segundo set justo cuando se puso 3-1 tras romper el servicio de Nadal. Ese juego agotó al brasileño. Nadal ganaría 11 de los 16 juegos finales, rumbo a segunda ronda, donde aguarda el pegador ruso Gabashvili. Rafa ya va 29-0 en Roland Garros, mejor que Borg (28-0) y empatando con Chris Evert.
Después sí apareció el gran Rodgeur en la Chatrier. Federer cedió los dos primeros juegos a Beto Martín y ahí lanzó sobre Beto el mismo ataque de textura exquisita que detuvo a Nadal en Madrid. 6-4, 6-3, 6-2 para Rodgeur. El escenario y los uniformes se van calentando. Habrá que ir escogiendo bando.
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