Al acto de la firma se sumó Alfredo Di Stéfano, con el que Mourinho tuvo una conversación muy emotiva ya que el técnico luso le confesó que su pade le había asegurado que para él Di Stéfano había sido el mejor jugador del mundo, algo que emocionó al presidente de honor del Real Madrid.
Posteriormente, se le hizo entrega al ya nuevo técnico del Real Madrid de la habitual estilográfica grabada con el escudo del club, la réplica del estadio Santiago Bernabéu, un reloj de oro y una camiseta con su nombre al dorso y con el número uno.
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