El único problema de Sergio Ramos, al margen de los problemas de la edad (23 primaveras, ustedes recordarán), es la posición que ocupa: lateral con cien metros por cubrir. Nadie tiene semejante tarea y si la tuviera pediría amparo al Tribunal Constitucional o sueldo doble. La injusticia se percibe mejor así: imaginen que a un central encargado de subir la pelota y rematarla, le reprocháramos encima su poca aplicación defensiva.
La primera consecuencia de esta condena táctica fue deportiva y la segunda anímica. Ramos dejó de rendir como cuando era central o lateral con ayudas (la de Beckham le fue muy útil) y al compás de las críticas perdió confianza. Cuando no subía con miedo, obligado a sostener una banda entera, debía contener al extremo y al lateral contrarios, como le sucedió en el Pizjuán con Perotti y Adriano.
El panorama no tiene visos de cambiar. Mientras el sistema se ha amoldado a los impulsos ofensivos de Marcelo adelantando su posición y colocando por detrás a Arbeloa, Sergio Ramos sigue solo. No se baraja su reubicación como interior y, aunque al interesado le dé vértigo, sería interesante hacerlo. Porque sin ser extremo tiene potencia, llegada y gol. Algo así como el despliegue de Schweinsteiger y el recorrido de Gerrard. Conclusión: un futbolista tan imponente y expansivo como Ramos no puede ser recluido en el lateral y ya jugará de central cuando tenga 35 años. Dicen que la plantilla es corta en determinados puestos. Pero yo creo que lo que anda corta es la imaginación.
La primera consecuencia de esta condena táctica fue deportiva y la segunda anímica. Ramos dejó de rendir como cuando era central o lateral con ayudas (la de Beckham le fue muy útil) y al compás de las críticas perdió confianza. Cuando no subía con miedo, obligado a sostener una banda entera, debía contener al extremo y al lateral contrarios, como le sucedió en el Pizjuán con Perotti y Adriano.
El panorama no tiene visos de cambiar. Mientras el sistema se ha amoldado a los impulsos ofensivos de Marcelo adelantando su posición y colocando por detrás a Arbeloa, Sergio Ramos sigue solo. No se baraja su reubicación como interior y, aunque al interesado le dé vértigo, sería interesante hacerlo. Porque sin ser extremo tiene potencia, llegada y gol. Algo así como el despliegue de Schweinsteiger y el recorrido de Gerrard. Conclusión: un futbolista tan imponente y expansivo como Ramos no puede ser recluido en el lateral y ya jugará de central cuando tenga 35 años. Dicen que la plantilla es corta en determinados puestos. Pero yo creo que lo que anda corta es la imaginación.
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