
La alineación titular del Madrid fue la siguiente: Casillas, Sergio Ramos, Cannavaro, Metzelder, Torres, Lass, Gago, Guti, Marcelo Raúl e Higuaín.
Un impresionante mosaico recibía en el Sánchez Pizjuán la salida al terreno de juego de Sevilla y Real Madrid, dos equipos que se jugaban el todo por el todo en esta Liga esta tarde de domingo víspera de Feria en la capital andaluza. Tras el empate en Mestalla de Valencia y Barcelona, los rivales directos de nervionenses y madridistas, ambos conjuntos saltaban al césped con la obligación de sumar los tres puntos para así acercarse un poquito más a sus respectivos objetivos. El del Real Madrid, por supuesto, era quedarse a cuatro puntos del líder, lo que le permitiría seguir soñando, ahora con más fuerza, con el tercer título consecutivo. La gesta ante el Getafe, unido al tropiezo del Barça, dio fuerza a un equipo que afrontaba el encuentro ante el Sevilla con algunas bajas importantes, como la de Pepe o Robben, pero con el mismo espíritu de fe que había hecho que el cuadro de Juande Ramos sumara dieciséis victorias y un empate en los últimos dieciocho partidos.
El técnico madridista, en su vuelta al Pizjuán, optó por un once inicial con Raúl como hombre más adelantado, acompañado por Higuaín y Marcelo en las bandas y con Guti como enganche entre el centro del campo y el capitán madridista. El ‘14’ blanco recibió la marca del argentino Duscher, todo un perro de presa que anulaba cualquier intento del Madrid por conectar con el genial centrocampista blanco. El Sevilla, por su parte, salió en tromba en los primeros minutos, con Kanouté y Perotti especialmente enchufados. Fue el malí el protagonista de la primera ocasión de peligro para los locales, en un balón que finalmente cedió para que Romaric, entrando desde atrás, sacara un disparo demasiado forzado que acabó atajando Casillas. En la siguiente jugada (min. 15), el Sevilla conseguiría adelantarse con un gol de Renato, que cabeceó al fondo de la red un centro medido de Perotti desde la izquierda. El Sevilla empujaba y el Madrid no veía la forma de quitarse la tremenda presión de los nervionenses.

Pero este dominio local duró lo que tardó Guti en quitarse de encima a Duscher, es decir, veinte minutos. A partir de ahí, el Madrid comenzó a circular el balón y a acercarse a los dominios de Palop, quien en el min. 29, deshizo lo que podía haber significado el uno a uno tras ganarle un mano a mano a Higuaín. El argentino, protagonista de la última victoria ante el Getafe, gozó seguidamente de una nueva oportunidad, aunque esta vez su disparo salió desviado al lateral de la portería sevillista. El Madrid buscaba el empate, y lo hacía de manera ordenada y sin dejar jugar a su rival, que parecía haber perdido el ímpetu de los primeros minutos. No fue Higuaín, sino Raúl, quien finalmente logró perforar la portería rojiblanca al filo del descanso. El capitán madridista aprovechó un buen pase de Metzelder desde el borde derecho del área grande –buena internada del defensa alemán- para batir a Palop con un tiro cruzado. Decimoséptimo tanto de Raúl en la liga y partido abierto de cara a la segunda mitad.
Tras la reanudación, el Real Madrid continuó con su intención de llevarse la victoria. El conjunto blanco se mostraba más entero que su rival, algo desdibujado sobre el terreno de juego. En el min. 52, Gonzalo Higuaín tuvo el segundo en sus botas, pero el argentino no tuvo fortuna de cara a portería. Ante la avalancha madridista, Jiménez movió ficha sacando a Luís Fabiano. Más artillería para la primera línea de ataque sevillista. Fue en vano. El Madrid no iba a desaprovechar la última oportunidad de pelear por la Liga. Los jugadores no lo iban a permitir. Demasiado trabajo y esfuerzo en los últimos meses como para tirarlo por la borda a las primeras de cambio. Con esta premisa, el equipo se vino arriba, y de nuevo Raúl, conseguía el segundo para los blancos tras empalmar un zurdazo que acabó en el fondo de las mallas.


En fin señores, cuando todos daban muerto a este equipo en Sevilla, estos jugadores tiran de orgullo y casta y se meten de lleno en la lucha por una liga que está mas viva que nunca. Cada dia me siento mas orgulloso de ser madridista porque este equipo es muy pero que muy grande. El equipo de la fe se enfrentará la semana que viene a un Barça en lo que seguramente sea el partido que decidirá todo. Hasta el final, vamos Real!!!
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