
La primera parte transcurrió con un intercambio constante de golpes. Vibrante y de lucha tenaz por el dominio del esférico, fue una oda a la entrega y al esfuerzo físico. El Espanyol, espoleado por unos seguidores entregados a la causa del nuevo estadio, avisaba a balón parado y el Real Madrid, lejos de amedrentarse, no le iba a la zaga. Metzelder estuvo cerca de desequilibrar el choque en un saque de esquina botado por Granero (4’). Pese a todo, la ocasión local más clara estuvo en la pierna derecha de Moisés tras una jugada ensayada en la que Casillas acertó a despejar sobre la línea de gol (18’). Otra ocasión disfrutó el Espanyol (34’) –Arbeloa salva bajo palos- antes del recital de dos canteranos blancos: Guti y Granero.
Granero desequilibra el choque
El primero, arropado por Xabi Alonso –partidazo del donostiarra que se mostró como un cacique en la medular-, obsequió al público congregado al evento con su particular repertorio de asistencias sólo imaginables en la cabeza de un privilegiado. Benzema se aprovechó de la primera, pero su remate con la pierna menos buena se marchó desviado (35’). El segundo aviso del hoy capitán terminó con una enorme intervención de Kameni. Fue la mejor jugada del partido. Xabi entrega el balón al catorce, éste observa el desmarque de Kaká y el brasileño deja el balón muerto con el pecho para que su compatriota Marcelo ejecute una volea que llevaba marchamo de gol (38’). No hubo que esperar mucho más, tan sólo veinte segundos, para ver el primer tanto madridista como visitante en Liga. Granero cogía el testigo de Guti y tras una precisa pared con un activo Kaká llevó el balón a la red con toda la tranquilidad del mundo. ‘El Pirata’ anotaba el primer tanto oficial en el estadio Cornellá-El Prat. Su combinación con Kaká merecía ese ansiado e histórico premio.

La perspicaz trampa táctica le otorgó a Manuel Pellegrini los frutos deseados a falta de menos de quince minutos para la conclusión del encuentro. Kaká la guisó y Guti se la comió para redondear un excelente encuentro. El brasileño encaró escorado a su rival, le caracoleó en diversas ocasiones y finalmente decidió dar un preciso pase de la muerte para que Guti batiera a placer a Kameni (76’). Cristiano Ronaldo, tras un gran pase de Granero, firmó la goleada sumándose a la fiesta en los minutos de añadido. Fue el mejor ejemplo de la dinamita que poseen los blancos. Un equipo con una tremenda pegada que, además, sabe sufrir para dormir en lo más alto de la tabla clasificatoria.
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