España llegaba a Mérida con la difícil tarea de mantener el alto nivel de juego. Por momentos hubo más espectáculo en la grada, volcada en la primera aparición oficial de la absoluta, que sobre el césped, donde se reivindicó Cesc Fábregas y en el que Iker Casillas superaba un nuevo registro, el de partidos sin encajar un gol. Un disparo lejano de Kink, un centro de Oper que remató arriba, sólo, de nuevo Kink, y un taconazo que rozó el palo de Zenjov, dejaban marca en veinte minutos en los que España añoraba el fútbol desplegado en Riazor.
Hasta que apareció Cesc. Asociado con Xavi, mano a mano en la construcción con la espalda cubierta por Marcos Senna, comenzó a asociarse con Silva y Villa. A lanzar paredes y jugadas que acabaron siempre en remates fallidos de Fernando Torres. Necesitaba un gol 'el niño', hambriento por no haber marcado en ningún encuentro de clasificación, pero su desesperación fue en aumento. Comenzó perdiendo por milímetros pases en largo de Cesc y Senna, para acabar lamentado claras ocasiones. España se enchufó de golpe. Trianguló con brillantez pero Torres perdonó. A los 26 minutos chutó alto la jugada del partido. Piqué sacó jugado el balón, tras recorte en su área, Cesc hizo la pared con Villa, sirvió a Silva que dejó solo al 9 español que erró.
No creía lo que veía cuando tan solo cincuenta segundos después, tras pase al hueco de Xavi, perdonaba el mano a mano ante Pareiko. Dudó a la media hora, de nuevo solo, tras bajar un balón del cielo. Mientras Villa afinaba puntería chutando arriba dos disparos. No falló Cesc. En una de sus clásicas jugadas, arrancando desde la medular con potencia, encontró la pared repleta de calidad de Villa, que devolvió el balón con el exterior del pie, para que definiese cruzado, ajustado al palo, ante la salida de Pareiko. Fue el tanto de un jugador que disfruta más asistiendo. Su tercero en 44 encuentros. Rabia desatada en la celebración.
En la reanudación mareó a Estonia con el toque. Superior en calidad los goles eran cuestión de tiempo. Comprobado que no era el día de Torres y Villa, que se topó con el meta Estonia en dos nuevos lanzamientos a puerta, Del Bosque movió el banquillo con acierto. El hambre de la selección se personificó en Santi Cazorla y Juan Mata, que aprovecharon al máximo los minutos de los que disfrutaron. Un solo disparo desviado de Vunk fue el balance ofensivo de Estonia, antes de que tras innumerables intentos de pases en la frontal rival, Cazorla encontrase el hueco y su disparo potente, tras un rechace, se alojase en la red.
España disfrutaba de su clasificación al Mundial cuando, sobre la hora, Mata asistido por Cazorla en un cambio de juego, cruzó su disparo para cerrar un triunfo cómodo, sin brillo pero con el valor de confirmar la presencia de la 'Roja' en Sudáfrica. Acudirá con su mejor selección de la historia. Con un sueño por cumplir.
Hasta que apareció Cesc. Asociado con Xavi, mano a mano en la construcción con la espalda cubierta por Marcos Senna, comenzó a asociarse con Silva y Villa. A lanzar paredes y jugadas que acabaron siempre en remates fallidos de Fernando Torres. Necesitaba un gol 'el niño', hambriento por no haber marcado en ningún encuentro de clasificación, pero su desesperación fue en aumento. Comenzó perdiendo por milímetros pases en largo de Cesc y Senna, para acabar lamentado claras ocasiones. España se enchufó de golpe. Trianguló con brillantez pero Torres perdonó. A los 26 minutos chutó alto la jugada del partido. Piqué sacó jugado el balón, tras recorte en su área, Cesc hizo la pared con Villa, sirvió a Silva que dejó solo al 9 español que erró.
No creía lo que veía cuando tan solo cincuenta segundos después, tras pase al hueco de Xavi, perdonaba el mano a mano ante Pareiko. Dudó a la media hora, de nuevo solo, tras bajar un balón del cielo. Mientras Villa afinaba puntería chutando arriba dos disparos. No falló Cesc. En una de sus clásicas jugadas, arrancando desde la medular con potencia, encontró la pared repleta de calidad de Villa, que devolvió el balón con el exterior del pie, para que definiese cruzado, ajustado al palo, ante la salida de Pareiko. Fue el tanto de un jugador que disfruta más asistiendo. Su tercero en 44 encuentros. Rabia desatada en la celebración.
En la reanudación mareó a Estonia con el toque. Superior en calidad los goles eran cuestión de tiempo. Comprobado que no era el día de Torres y Villa, que se topó con el meta Estonia en dos nuevos lanzamientos a puerta, Del Bosque movió el banquillo con acierto. El hambre de la selección se personificó en Santi Cazorla y Juan Mata, que aprovecharon al máximo los minutos de los que disfrutaron. Un solo disparo desviado de Vunk fue el balance ofensivo de Estonia, antes de que tras innumerables intentos de pases en la frontal rival, Cazorla encontrase el hueco y su disparo potente, tras un rechace, se alojase en la red.
España disfrutaba de su clasificación al Mundial cuando, sobre la hora, Mata asistido por Cazorla en un cambio de juego, cruzó su disparo para cerrar un triunfo cómodo, sin brillo pero con el valor de confirmar la presencia de la 'Roja' en Sudáfrica. Acudirá con su mejor selección de la historia. Con un sueño por cumplir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario